Ironías
Situación: El TramBaix, parada de Numància; una señora entrada en años se dispone a salir del vagón, tan deprisa como le permite la fragilidad de su cuerpo y la inseguridad que la atormenta como consecuencia de dicha debilidad. En el exterior del vagón, una mujer se impacienta y le impreca de mala manera por su lentitud.
A continuación, cuando la anciana, visiblemente alterada por el mal humor de la otra mujer, consigue abandonar el vagón, la otra mujer, armada de su arrogancia, entra en el vagón, con un niño pequeño en un cochecito, otro poco mayor pisándole los talones, y otra señora que asumo sería su amiga, su madre o su hermana. A saber.
Esta mujer tan malhumorada ha demostrado un comportamiento típico de “ver la paja en el ojo ajeno”, sin tener en cuenta que se estaba metiendo una enorme viga en el propio.
Me explico:
- Esta mujer se ha empeñado en abordar el Tram por su extremo posterior, típicamente el más estrecho, en lugar de cualquiera de los cuatro accesos de mayor envergadura de que dispone el convoy, sin importarle que dicho sector del vagón estuviera considerablemente lleno.
- No ha tenido ningún reparo en empujar, o incluso atropellar, con el cochecito del niño, a más de un usuario de los que allí nos encontrábamos.
- Su falta de respeto la ha hecho todavía más patente la desbandada que se ha producido en cuanto se han abierto las puertas del Tram en la siguiente estación, ya que la señora en cuestión llevaba consigo algo, posiblemente algún pañal recien cambiado, o uno de los niños, que desprendía un intenso olor a heces.
Reflexión: Si queremos exigir que los demás nos hagan la vida algo más fácil, tal vez deberíamos empezar por revisar qué estamos haciendo nosotros para hacérsela más llevadera a quienes nos rodean.
Besucos
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